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viernes, 15 de mayo de 2015

León Felipe: Auschwitz

Esos poetas infernales,
Dante, Blake, Rimbaud...
Que hablen más bajo...
¡Que se callen!
Hoy
cualquier habitante de la tierra
sabe mucho más del infierno
que esos tres poetas juntos.
Ya sé que Dante toca muy bien el violín...
¡Oh, el gran virtuoso!...
Pero que no pretenda ahora
con sus tercetos maravillosos
y sus endecasílabos perfectos
asustar a ese niño judío
que está ahí, desgajado de sus padres...
Y solo.
¡Solo!
Aguardando su turno
en los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante... tú bajaste a los infiernos
con Virgilio de la mano
(Virgilio, "gran cicerone")
y aquello vuestro de la Divina Comedia
fue un aventura divertida
de música y turismo.
Esto es otra cosa... otra cosa...
¿Cómo te explicaré?
¡Si no tienes imaginación!
Tú... no tienes imaginación,
acuérdate que en tu "Infierno"
no hay un niño siquiera...
Y ese que ves ahí...
Está solo
¡Solo! Sin cicerone...
Esperando que se abran las puertas del infierno
que tú ¡pobre florentino!
No pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa... ¿cómo te diré?
¡Mira! Este lugar donde no se puede tocar el violín.
Aquí se rompen las cuerdas de todos
los violines del mundo.
¿Me habéis entendido, poetas infernales?
Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud...
¡Hablad más bajo!
¡Tocad más bajo!...¡Chist!...
¡¡Callaos!!
Yo también soy un gran violinista...
Y he tocado en el infierno muchas veces...
Pero ahora aquí...

Rompo mi violín... y me callo.

1 comentario:

  1. Los niños judíos de la foto son víctimas de los experimentos de Josef Mengele. Han sido castrados (conocía la imagen) y probablemente no irían inmediatamente a las cámaras de gas (el crematorio vendría después, ya muertos era lo de menos), o quizás servirían para otros tests de resistencia humana al suplicio corporal y de la psiquis.
    En el lapso de tiempo que cabe en una vida humana ("setenta años no es nada..., volver..."), contemplamos una macabra peripecia: aquel aguerrido pueblo alemán que estaba ufano de un régimen tan criminal (si alguien osa desmentirme, si me dice que no era mayoritario el fervor popular filonazi, le mando ipso facto a mis padrinos), ha vuelto a otorgar su voto a una mujer (que no va por libre, ya lo sé: Hitler tampoco), una tal Ángela Mengele, digo Merkel, para que nos siga acorralando, zahiriendo, humillando, masacrando. Con modos más sutiles, sin la burda aspereza de los nazis, sin sangre por mano propia, sin alzar la voz..., la Alemania de hoy, grande über alles, parece ser que ha conseguido lo que el antiguo cabo austríaco no había logrado: tener a toda Europa de rodillas. En esta ocasión no ha tenido que castrar a nadie, ya ha encontrado a sus víctimas con un costurón en el escroto, ahora solo un pellejo arrugado: otros se han encargado del trabajo sucio, de la carnicería, de la capa.
    Por lo demás, bien, El otro día casi me asaba en el crematorio de Madrid.
    Salud.

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