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sábado, 14 de febrero de 2015

La Gewandhausorchester de Leipzig,con Riccardo Rachlin al frente: una noche mágica en el Auditorio

No sé qué hados se confabularon anteayer, pero viví una de las experiencias musicales más felices que recuerdo. En Ibermúsica, el "programa milagro" auspiciado por Alfonso Aijón, estamos habituados a que las mejores orquestas del mundo nos ofrezcan  conciertos memorables, pero hay ocasiones en que tiene lugar algo mágico que convierte el concierto en una experiencia inolvidable. Seguramente tendrá que ver con mi estado de ánimo, con mi disposición hacia una música concreta en ese preciso instante, pero en ocasiones se produce esa conexión mágica y sucede el milagro. Eso me ocurrió con la interpretación que la Gewandhausorchester y el violinista Julian Rachlin hicieron del Concierto para violín y orquesta en Re mayor de Chaikovski, para mi gusto uno de los conciertos más hermosos que existen y que, junto con La patética, sirvió de Requiem en el funeral del compositor. Rachlin tocó extraordinariamente, y la orquesta estuvo magnífica. Una belleza de concierto.
La segunda parte estuvo dedicada a la Sinfonía núm. 2 en Mi menor de Rachmaninoff, una sinfonía preciosa, con un primer movimiento solemne y misterioso que me entusiasma.

Os ofrezco ambas piezas: primero, el Concierto para violín y orquesta en Re mayor de Chaikovski, y después la Sinfonía núm. 2 en Mi menor de Rachmaninoff, interpretada por la Royal Concertgebouw bajo la dirección de Mariss Jansons.






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