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viernes, 17 de agosto de 2012

Hopper; tras las ventanas

From Williamsburg Bridge, pintado por Hopper en 1928. Me resulta casi imposible hacer una selección de los cuadros que más me enamoran de la exposición que el Museo Thyssen está dedicando a Edward Hopper. Muchos los había visto reproducidos en libros, pero no por ello el impacto al tenerlos delante resulta menor. Otros, un verdadero descubrimiento. Pero ante todos me quedo fascinada. ¿Habrá existido algún pintor más literario?



El mismo año pinta Manhattan Bridge Loop y Freigtht cars. Gloucester, el óleo que veis abajo a la izquierda. House at Dusk, a la derecha, es de 1935.











Me fascinan estos paisajes urbanos. Un hombre solo camina bajo el sol  por el puente de Manhattan, al fondo las fachadas de los edificios, una sucesión de ventanas tras las que se supone vive gente. A veces se asoman, como en el cuadro con el que abro, y desde el puente de Williamsburd vemos una figura detrás del cristal, o quizá tenga abierta la ventana y esté entretenida mirando a los paseantes. En el cuadro de la derecha parece que estemos espiando algunas de las escenas de interiores que Hopper nos muestra en otros cuadros.




Room in New York y Hotel by a Railroad, firmados en 1932 y en 1952 respectivamente. ¿Qué descubre Hopper detrás de las ventanas? La soledad, la incomunicación. Cuando representa una pareja rara vez la muestra hablando, o compartiendo algo diferente al espacio físico. 










Sunday morning y Gas. El primero lo utilicé para ilustrar un texto del Libro del desasosiego, de Pessoa, que me vino a la mente la primera vez que lo vi. Lo podéis encontrar más abajo, a la derecha de esta página. Quizá sea Gas el cuadro que más me impactó de la exposición, una obra que conocía pero que hasta ahora no había podido ver. Su luz, desnuda y cegadora, brillando sobre las casas y el cemento de la calzada, cayendo a plomo sobre ese hombre solitario que se afana con la manguera. Una obra deslumbrante, nunca mejor dicho. Cierro con Cape Cool Evening y People in the sun, de 1939 y 1960, respectivamente. Dos extraordinarios cuadros en los que la luz del verano comparte protagonismo con esa incomunicación sempiterna en su obra: una pareja contempla desde el umbral de su casa los juegos del perro; un grupo de adultos toma el sol viendo caer la tarde. En silencio.












Más sobre la exposición de Edward Hopper en el Museo Thyssen de Madrid.

2 comentarios:

  1. Me pareció extraordinaria y completísima la exposición del Thyssen y tienes razón con "Gas", parece mentira el contraste entre la luz y el color de sus escenarios y ese tedio y soledad que muestra, en general, en los personajes.
    De hecho, cerré en mi blog mi comentario sobre la exposición con este cuadro.
    Un abrazo de sesentona

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  2. Todos bonitos, Sunday Morning, me gusta especialmente. Gracias a tus comentarios los disfruto mas. Un abrazo.

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